Hoy fui por mi cuenta a un restaurante

Por Rodrigo Suárez

Hoy fui por mi cuenta a comer a un restaurante. No me decidía en qué mesa y en qué silla sentarme: me acerqué a una silla y me di cuenta de que le daba el aire, me acerqué a otra y estaba demasiado cerca de otras personas, consideré una tercera pero en ella quedaría viendo a la pared y dándole la espalda al resto de las mesas. Me detuve un ratito, más largo de lo «normal», a ver todas las mesas y decidir cuál era la mejor opción, avergonzado de que otras personas me vieran tan indeciso. Entonces afortunadamente, recordé que soy clown y que para las otras personas puede ser un regalo verme tan indeciso porque les puede sacar una sonrisa. También el verme ligeramente ruborizado puede ser un regalo para ellos.

Antes me hubiera incomodado más estar en una situación así y me hubiera esforzado para decidirme rápido y verme normal…. Y ahora que lo pienso, también si se me hubiera notado que me esforzaba para parecer normal hubiera sido un regalo para los demás.

¡Qué relajante es saber que puedo ser yo mismo!

Y tu clown: ¿Qué regalos le da al mundo?

 

 

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