No podemos controlar nuestras emociones pero sí podemos trabajar para comprenderlas mejor y para tratar con ellas de una forma constructiva. Los más grandes músicos han dicho que nunca dejaron de sentir nervios en el escenario, si aspiras a tener un control total y directo sobre los nervios tal vez termines todavía más nervioso. El primer paso es aceptarlos, y más que buscar el control directo, conocerte mejor para lograr cierta influencia indirecta y transformarlos.