Tal vez no te gustó mucho cómo cantaste y al oír los aplausos los evades porque piensas que no te los mereces…
O tal vez te gustó cómo tocaste pero no quieres que parezca que te crees mucho, por lo que contienes tu sonrisa y no te abres a recibir realmente los aplausos…
O tal vez te preguntas: “¿Y si no les gustó? ¿Qué tal si están aplaudiendo sólo por protocolo?”
Pero, ¿qué crees? Al público le encanta que disfrutes sus aplausos.
Por eso te invito a recibir todo ese amor que te da a través de ellos, hasta la última gota.
Cuando tú le agradeces algo a alguien te gusta que reciba tu agradecimiento, ¿no?
El público te está agradeciendo a través de sus aplausos.
Cuando le das un regalo a alguien te gusta ver que disfruta tu regalo, ¿no?
El público te está regalando sus aplausos, aspíralos y llena con ellos tus pulmones. Deja que todo tu cuerpo se empape de esa lluvia de amor.