¿Qué hacer con las manos?

Por Madeleine Sierra

Llaneza. Su presentación era de canto y danza. Nos dijo que no sabía qué hacer con sus manos mientras cantaba, que incluso en la vida cotidiana le decían sus amigos que manoteaba sin sentido. Entonces nos presentó su pieza con una presencia muy dulce y sí, efectivamente, sus manos iban para un lado a otro sin dirección y sin que ella tuviera conciencia de su movimiento.

El trabajo fue muy sencillo, e impactante a la vez. Simplemente le dije que mirara sus manos mientras cantaba. Que las mirara de verdad. Tenemos el ojo del público siempre viéndonos, y si nos abrimos a la vulnerabilidad la mirada de este nos lleva a no mentir. Llaneza empezó a bailar viéndose las manos todo el tiempo y compartiendo sus palabras con el público. Todo salió muy hermoso y ella al final dijo: “¡Gracias por la constelación!” (dando a entender que la experiencia había sido toda una revelación para ella, como si hubiera tomado la terapia llamada Constelaciones Familiares). “Me impactó: nunca me había detenido a ver mis manos, y que ahora tengo la sensación de haberlas conocido por primera vez.”

Esto me lleva a decirles que en el escenario y en la vida no nos detenemos a ver realmente la situación o a las personas. Damos por hecho rápidamente, lo etiquetamos y a lo que sigue. En el escenario solemos pasar por alto todo lo que acontece, todo lo no previsto, las miradas de los compañeros, un foco que se apaga, el sonido de un celular, la partitura que se cayó… Si tan solo nos detuviéramos a recibir, el concierto empezaría a recibir vida y a respirar, y nada, absolutamente nada, sería aburrido. Es hermoso ver a una persona, percibir cómo siente las cosas que acontecen, cómo ve el mundo que le rodea, cómo lo vive y cómo lo goza.

 

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