Por Madeleine Sierra
Cuando cometas un error casero, o alguien con quien vives lo cometa, como romper un plato o derramar algo…
DETENTE y salte de la respuesta reactiva y automática, que es el enojo a través del regaño, el reproche o los golpes. RESPIRA.
OBSERVA tus juicios: “me estoy diciendo: qué idiota soy” o “quiero decirle qué idiota es”. Observa qué te hace sentir regañarte o dominar al otro. Si hoy prescindieras de esa respuesta ¿Puedes abrirte a ver qué habría detrás de ella?
ACCEDE a la emoción vulnerable ¿Qué sientes verdaderamente? ¿Vergüenza, dolor, tristeza, culpa…?
HAZ TU DUELO, permítete estar triste por la pérdida del objeto y de la emoción reactiva.
OBSERVA el error y pregúntate si es tan grave como parece, qué soluciones tiene. Siempre hay mínimo 10 soluciones por problema.