Caer en la tentación

«Es todo un clásico la escena en la cual el Carablanca [el payaso de estatus alto] le dice al Augusto [el payaso de estatus bajo] que, sobre todo, no debe tocar algo, por ejemplo un paquete o un pastel, y luego se va. El payaso […] inmediatamente se enfrenta a un problema. Sea lo que sea el objeto en cuestión, el mero hecho de tener prohibido tocarlo le produce un enorme deseo de hacerlo. […] Solo quiere tocarlo una vez ¿qué hay de malo en eso?, además, ¡nadie se va a enterar!

Pero está claro que no se va a quedar satisfecho con una mera caricia al objeto, lo va a querer mirar más de cerca, darle la vuelta, olerlo, comerlo… en fin, terminará por romperlo o consumirlo todo. Y cuando vuelva el Carablanca no tendrá más remedio que poner cara de inocente, intentar convencerle de que todo está como estaba, y cuando inevitablemente no lo logre, echará la culpa de todo a cualquier otro antes de irse corriendo hacia la salida.

Caer en la tentación es algo inevitable para los payasos, forma parte de su comportamiento básico. Al ser curiosos e impulsivos, las tentaciones aparecen como por arte de magia. Nunca han sido meros observadores de la vida, y en consecuencia no son capaces de negarse las oportunidades que surgen para disfrutar. […]

Cuanto más te diviertas, más se divierten los demás

[…Ya se en la vida o en el escenario] como clown tienes que pasártelo en grande. Tienes que dejarte tentar por los deseos que broten en tu corazón, dejar volar tu imaginación, decir lo que piensas, moverte como te dé la gana, estar emocionalmente vivo; en definitiva, ser tal y como eres sin reparar en las posibles consecuencias. Se trata precisamente de caer en la tentación de ser realmente libre, de permitirte ir más lejos de lo que irías normalmente (exagerar más, revelar más, experimentar más), y si haciendo esto te metes en líos, ¡mejor que mejor!

[…] Al tomar la decisión de experimentar con tu clown debes asumir que habrá gente que te mire mal. Sea gente desconocida, conocida, o tu propia familia, en algún momento toparás con alguien que no entienda tu impulso vital.

[…] Cuando te pongas la nariz roja descubrirás que tienes licencia para ser más libre. Libre de acercarte más a las personas, de no aceptar los límites de forma automática, de no interpretar los hechos a simple vista, de no limitarte a saber de segunda mano, de no renunciar a tus propias creencias, de no aceptar un “no” como respuesta, de no decidir de antemano cómo te vas a sentir.

Tu clown, milagrosamente, se ha mantenido a salvo del proceso de condicionamiento que nos convierte en adultos responsables. Descubrirás que siendo clown no corres peligro de aburrirte, porque el mundo sigue siendo un gigantesco tablero de juego, con un sinfín de experiencias todavía por vivir.”

-Caroline Dream

¿Y tú qué esperas? Cae en la tentación de vivir.

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