Por Madeleine Sierra
Una emoción (como el miedo, la angustia, la preocupación, el enojo, los celos, la envidia) que no es escuchada, se alzará más fuerte y más fuerte hasta gritar que está ahí y que necesita de tu atención.
¿Cómo atender una emoción que te da miedo, o que consideras incómoda o “fea”?
Lo primero lo primero es aceptarla… lo cual es difícil pues nos han dicho que sentir esas emociones es malo, o que si sientes tantito ya no vas a salir de ahí NUNCAAAAAAA, o que se va a descontrolar y quedarás atrapado, por ejemplo, en el miedo, o tienes la sensación de que es una cárcel…
Además, la mente se formuló como un mecanismo de protección y si percibe que sientes miedo, lo toma como que algo te amenaza y lo que hace es “luchar o huir”, entonces puede distraerte o entretenerte con distintos métodos o convencerte de que estás bien y que no pasa nada, o que eres una buena persona y que las buenas personas no sienten miedo, e infinidad de estrategias para protegerte…
Lo segundo, es atreverte a conocerla… a sentirla en tu cuerpo y conocer su naturaleza: ¿En qué parte del cuerpo está, cómo se mueve o cómo se siente? Para lo cual es necesario entrar en una dimensión que llamamos OBSERVACIÓN SIN JUICIOS. Ahí solo se puede entrar como un EXPLORADOR, abierto a descubrir los tesoros de la Caverna y con mucho apetito científico, lleno de curiosidad. Una vez que te permitiste sentirlo pasan dos cosas: una es que se rompe el mito que tenías acerca de que la emoción es mala y que te quiere hacer daño, y otra es, que no es el monstruo que pensabas que era.
Algo importante en este paso es relajar la mandíbula (dejar que la boca se entreabra ligeramente y sin tensión), ya que la boca es la primera puerta del cuerpo y conecta con las emociones vulnerables. Si está cerrada probablemente será difícil acceder a las emociones verdaderas. Así pues, el cuerpo tiene que estar en estado de disponibilidad, de preferencia sentado en una silla o en el piso, con una postura abierta a recibir las emociones.
Hay otros pasos, pero por lo pronto con esos dos ya tienes tarea. (Seguir estos paso es difícil y de preferencia recomiendo aprender a hacerlo con alguien profesional que te guíe, para que después tú lo puedas hacer. A mí me llevó cierto tiempo hasta que lo pude hacer solita).
Yo ofrezco sesiones individuales en las que te puedo guiar para que tus emociones sean por fin escuchadas y liberadas. En ellas los alumnos aprenden, por ejemplo, a sostenerse antes de entrar al escenario, y a cambiar el chip de esconder sus emociones y poner una máscara, por el chip de transformar sus emociones. ¡¡Dos cosas completamente diferentes! ¡¡Así, a la hora de entrar en el escenario, lo harán desde otro lugar, otra actitud, otra dimensión!!!