La dificultad de un pasaje

Por Madeleine Sierra

Cantante: Me cuesta trabajo este pasaje. Cuando llego a él me salgo de la emoción porque siento que me voy a equivocar, y entonces me enfoco en lo técnico. Tengo que poner la lengua de cierta forma y expandir mi pecho.

Madeleine: Ok entonces vamos a explorar qué emoción y qué pensamientos hay cuando pasas por ahí.

C: Uy bueno, está bien.

M: Vamos a retomar desde antes y cuando pases por ahí quiero que observes sin juicios qué es lo que ocurre: qué pensamientos tienes y qué emociones se generan.

C: Va. 

(Después de hacerlo)

M: ¿Qué notaste? Cuéntame.

C: Uy, de pensamientos pienso que soy malo, que no voy a poder, que no soy suficiente, que me voy a equivocar, que me van a decir que no es así, que lo estoy haciendo mal.

M: OK, perfecto, ¿y de emociones?

C: Uy, miedo… mucho miedo.

M: Cierra los ojos y vamos a meternos a tu cuerpo para que sea él quien nos responda. Relaja la mandíbula (que es la primera puerta del cuerpo que nos ayudará a sentir). ¿Cómo se siente esa emoción en tu cuerpo? ¿Dónde se siente? Descríbemela.

C: Es en la boca del estómago, como si me apretaran ahí, y en mi pecho que se contrae, se cierra.

M: ¿Puedes permitirle a ese miedo estar, expresarse? Si puedes abre tu corazón a recibirlo, como si fuera un niño pequeño que está llorando por atención, por ser visto y reconocido.

C: Mmmmmmh OK… (Veo que frunce el ceño).

M: ¿Qué hay?… 

C: Me cuesta trabajo.

M: Entonces: ¿Puedes abrir tu corazón a la resistencia? Es decir: ¿a querer cambiarlo, a querer que no sea así como es, a querer arreglarlo, a querer controlarlo, a querer que no exista?

C: OK

M: ¿Qué necesidad hay detrás de este querer controlarlo? Reconocimiento… Aceptación… Comprensión… Pertenencia…

C: Pertenencia. Quiero pertenecer.

M: ¡Veo qué tan importante es para ti pertenecer! ¿Puedes darle espacio a esta necesidad?

C: Sí.

M: ¿Qué hay? ¿Qué se mueve?

A: Dolor. Me duele la espalda.

C: OK. Acoge ese dolor… Dale tu presencia y dale permiso de estar, de ser.  Pregúntale qué mensaje trae para ti… ¿Qué requiere de ti?

C: Aceptación.

M: OK. ¿Puedes dársela? 

C: Sí…

(Veo que su cuerpo se relaja)

M: Eso es. ¿Puedes mandarle un mensaje con emoción de: “Aquí estoy. Si me equivoco, esta vez intentaré no irme o huir… Esta vez me quedo a hacer el duelo, a llorar si tengo que llorar… pero esta vez me quedo contigo.”

C: (Lo hace en silencio, veo cómo su cuerpo se relaja aún más, sonríe). 

M: ¿Qué pasó?

C: ¡Ay qué bonito!… 

M: Si tienes ganas de abrazarte hazlo.

C: (Lo hace) Hacía mucho no sentía esto…

M: ¡Eso! ¡Recíbelo! Disfrútalo, y ahora vamos a hacer el pasaje… Esta vez dándote presencia cuando lo hagas.

C: (Lo hace).

M: ¿Cómo fue para ti?

C: Se abrió un poco más mi pecho. Ya no estuvo contraído y sentí un poco menos la emoción, pero ahora no me asustó… Ahora lo sentí diferente.

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