Por Madeleine Sierra
Hace unos años me tocó presentarme en un gran teatro, con un clown que venía del extranjero. Los ensayos no fluyeron como yo hubiera querido, por lo que estaba muy nerviosa, incluso pensando: “¡Ya mejor me pongo a vender tortas!”
Llegó el día y yo seguía con mucha inseguridad, miedo de ser, una invalidación muy fuerte. Hice mis respiraciones y no sirvió de nada. Me fui a meditar a Viveros, y nada. Llegué al teatro temblando y pensando: “No puedo dar una función así.” Me negaba a salir en el escenario poniendo una máscara.
Cuando ya iba caminando en dirección al escenario, vi un letrero que decía “Baño de mujeres” y todo mi cuerpo me jaló hacia él. Bajé la tapa del WC, me senté en él, cerré mis ojos y…
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