Por Rodrigo Suárez Hoffman
Puede ser frustrante cuando alguien, por enojo o por algún otro sentimiento, se queda callado en lugar de contestarte. Lo bueno es que siempre puedes empatizar con su silencio: tratar de conectarte con los sentimientos y las necesidades que está expresando a través de él.
Entonces, con una auténtica intención de comprender a la persona, le puedes hacer alguna pregunta para averiguar si tu suposición es acertada. Por ejemplo: “Cuando te quedas callado, me pregunto si te sientes dolido porque quisieras saber que me importan tus necesidades tanto como las mías”, o bien: “¿Te preocupa que si hablas dirás algo de lo que luego te puedas arrepentir?”. Si la persona se siente comprendida sobre el motivo de su silencio es más probable que sí se decida a contestarte.