Por Madeleine Sierra

¿Puedes recordar alguna ocasión en la que de niña o de niño estabas jugando y te la pasaste bomba? ¿Alguna ocasión en la que te hayas divertido muchísimo jugando a la pelota, a las traes, a las escondidillas o a algún otro juego? 

Los adultos no solemos tener muchos espacios para jugar, pero también nos encanta. También es una necesidad para nosotros. En mis talleres siempre comienzo las sesiones con juego. Jugamos a los encantados, a la pelota o a las sillas musicales, y a todos les encanta. Los ojos nos brillan y nos sentimos felices. Además, es una manera rapidísima para que quienes no se conocían tomen confianza, se abran y se relajen,  

¿Con qué espacios cuentas en tu vida para atender tu necesidad de juego? Hay quienes, se divierten mucho cuando bailan en las fiestas (y ya sabes, luego arma el clásico trenecito, una rueda, etc.) Hay a quienes les gustan los juegos de mesa, o los juegos de pelota como el futbol o el voleibol. ¿Cuándo fue la última vez que realmente te divertiste como enano? 

¿Qué puedes hacer para tener más espacios así en tu vida?… Por ejemplo, cuando estés en una reunión social con personas que todavía no se conocen mucho, puedes proponer un juego de mesa, para que el ambiente se abra más rápido y se asome en estado de juego la personalidad única de cada quién.

Y no solo jugando se puede satisfacer la necesidad de juego. ¿Hay, por ejemplo, algún aspecto de tu trabajo que disfrutas, y que para ti sea como un juego? ¿Hay algo que puedas hacer para que tus actividades del día de hoy tengan una calidad lúdica?