El contacto visual te da piso

 

Por Madeleine Sierra

 

El contacto visual te da piso

Está por comenzar el ejercicio “Caldero de melodías”. Los participantes del taller de clown se encuentran en círculo, llevando juntos el ritmo con los pies. El ejercicio consiste en que, uno por uno, cada participante invente —ahí en el momento— una breve melodía cantada. Entre las instrucciones que les he dado para facilitar el ejercicio, la que les recordaré más seguido es la de mirar a sus compañeros mientras cantan. 

¿Por qué les insisto tanto en que volteen a ver a sus compañeros? 

Como te imaginarás, inventar una nueva melodía frente a todo el grupo es algo que pone a cada participante en un lugar vulnerable. En una situación así es muy fácil que uno recurra a algún mecanismo como ver hacia arriba o hacia abajo, o introyectar la mirada, como una manera de esconderse. El cuerpo te está diciendo: “¡Esto es nuevo para mí!” Y tiendes a esconderte porque en esta sociedad no estamos acostumbrados a exponer nuestra verdad, por temor a que ésta sea juzgada.

Debo aclarar que antes de llegar a este ejercicio en el taller ya habíamos llevado a cabo otros juegos, que ayudaron a crear un ambiente grupal de mucha diversión y aceptación, sin juicios. Lo que ahora estamos trabajando en clase es el empoderamiento a través de la vulnerabilidad.

Cuando estás cantando una melodía inventada es como si te movieran el tapete. Ahora estás sobre un suelo diferente, intentando pisar una cualidad que desconoces. Es por eso que recurres a esconderte, y a dejar de habitar tu cuerpo, dejar de sentirlo. Tu mente está preocupada porque siempre te ha protegido del qué dirán, y hoy que se te  quitó la protección dice “¡Aaaaaay!”

Cuando yo te recuerdo que voltees a ver tus compañeros mientras cantas (mientras cantas eso que ni sabes qué es, con una voz que quién sabe de dónde sale), es como tener piso otra vez. De no saber dónde estabas comienzas a tener una especie de agarradera. Inicialmente la idea de ver a los ojos de aquella compañera que está enfrente de ti te puede parecer aterradora, porque se está estableciendo una relación entre ella y tú, y temes a los juicios en su mirada. 

Pero en el momento de verla sucede justo lo contrario. ¡SU MIRADA RESULTA SER COMO UN SALVAVIDAS! Dejas de estar en tu imaginación —que te dice que te están juzgando— y comienzas a ver la realidad —que te muestra todo lo contrario: tu compañera te está recibiendo—. De hecho tu compañera se siente identificada contigo y tú le estás dando un regalo. Ya que ella ve que estás en la misma situación que ella, y que te estás atreviendo a cantar la melodía salga como salga, es como si le estuvieras dando permiso también a ella, de dejarse ser cuando le toque su turno de cantar.

“¿Cómo puedo aplicar esto fuera de un taller de clown?”

Justo a eso iba, gracias por preguntar. Cuando temas que alguien te esté juzgando —ya sea en la vida o en el escenario— prueba ver a la persona, realmente verla en el instante presente. Puede ser que la idea de que te está juzgando esté sólo en tu imaginación, que está condicionada por experiencias que tuviste en el pasado, y existe la posibilidad de que esté sucediendo justo lo contrario que lo que imaginabas… Uno nunca sabe.

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