Por Madeleine Sierra
Date un ratito para recordar cómo se siente cuando estás en una reunión con gente que no conoces y te piden algún dato que desconoces… o que dicen una palabra de la cual no sabes el significado, por lo que te quedas sin entender todo el concepto… o simplemente cuando cuentan un chiste y no lo captas… ¿Sientes vergüenza de preguntar? ¿Te da miedo lo que vayan a decir o pensar de ti? ¿Qué juicios tienes con respecto a “no saber”?
¿A qué necesidades responde… aceptación, pertenencia, reconocimiento…?
En un momento de tranquilidad, imagina esa escena ¿Puedes darte aceptación? Es decir, ¿aceptar en tu interior la vergüenza, y al mismo tiempo la resistencia que puedas tener de sentirla, y al mismo tiempo, la tristeza o el dolor que te pueda provocar? ¿Puedes observar ese dolor, o el sentimiento que esté, y darle compresión y escucha?
¿Puedes enviarle el mensaje de que está bien sentirse así, y agradecerle que lo haga?
¿Puedes decirle que aquí estás tú para escucharlo y para que se exprese, y que lo validas y le das el derecho de expresarse? ¿Puedes darle reconocimiento, es decir, comunicarle que gracias a él puedes conocer una parte de ti? ¿Puedes enviarle amor? ¿Puedes dar un tiempo para ver qué te contesta y para entablar un diálogo?
Este sencillo ejercicio te llevará a conocerte, en vez de rechazarte.
Esto lo trabajamos mucho en la clase de Clown, en la que ya que mientras menos sepas mejor sale todo.