Entrevista al Hermano David Steindl-Rast, monje de 93 años 

(«Del estrés a la felicidad», documental de Alejandro de Grazia)

Por Madeleine Sierra

“Hay que hacer una distinción entre el miedo y la ansiedad. La ansiedad es inevitable, todos tenemos ansiedad, porque con todas las amenazas que enfrentamos tenemos que sentir ansiedad. La ansiedad se siente cuando algo viene de la angustia, se siente como algo estrecho. 

Existen dos maneras posibles para responder a esta ansiedad: una es miedo, que es “no, no quiero esto”, lo que nos genera tensión. Y la otra forma de responder es “está bien, es inevitable, ya pasará”, y confiamos en que la vida nos permitirá atravesar la situación. 

Y sabemos cómo hacerlo porque todos nacemos a través de un estrecho canal de parto, y esta es nuestra primera experiencia de ansiedad. El pobre bebé debe sentirse muy ansioso al pasar por este canal, pero la naturaleza hace que el recién nacido confíe instintivamente en la vida y pueda salir. 

Y cada vez que nos metemos en un lugar estrecho, es una nueva oportunidad de nacer. Eso es posible si confiamos en la vida y no rechazamos la presencia del miedo, porque si nos negamos, nos atascamos. En vez de tener miedo, confiemos y atravesemos la situación, y les prometo que en algún sentido, volverán a nacer. El propósito de la vida es Vivirla. La vida es lo contrario de ser una máquina. 

Por eso, la razón por la que haces una pausa, es para frenar ese fluir mecánico y volver al fluir orgánico de la vida. Y eso se entrena. Debemos practicar este método de detenernos, mirar y actuar, y repetirlo muchas veces por día siempre que lo necesites. Debes hacer una pausa y pegar un salto para salir del modo mecánico.”