Por Rodrigo Suárez Hoffman
Si te digo: “Me siento excluido porque no me invitaste”, en realidad no te estoy diciendo cómo me siento, te estoy diciendo: “Me excluiste”. Hay palabras que solemos usar como si fueran sentimientos cuando en realidad son evaluaciones. “Me siento rechazada”… “Me siento acorralado”… “Me siento sobajada”… Otros ejemplos: “explotado”, “desvalorizado”, “utilizada”. El problema con estas palabras es que el receptor las suele escuchar como crítica.
Si quieres que la persona empatice contigo te recomiendo expresarle tus sentimientos y necesidades. En lugar de decir: “…me siento excluido…”, puedes decir: “… me siento ansioso, necesito inclusión” (si es que eso es lo que sientes, tal vez lo que sientes es soledad, o tristeza…)