Por Rodrigo Suárez
Es común que no nos sintamos totalmente libres para ser nosotros mismos, por temor a que esto les moleste o les incomode a los demás, y algo que puede reducir dicho temor es darnos cuenta de que, si la otra persona se enoja con nosotros, siempre tendremos la opción de escucharla con empatía, y que si ella realmente se siente comprendida, tendrá más espacio para escuchar nuestro punto de vista y para abrirse a soluciones que nos funcionen a ambos.
Inicialmente es más fácil practicar la escucha empática con alguien con quien no estás en conflicto o desacuerdo. Por ejemplo, si tu mejor amiga te llama llorando porque se peleó con su novio, algo que puedes hacer —en lugar de darle consejos, tratar de consolarla o alimentar la llama diciendo que su novio es un tal por cuál— es escucharla con el corazón abierto y con toda tu atención en el presente.
Intenta imaginarte cómo se siente tu amiga y qué es lo que está anhelando, y hazle preguntas para averiguar si de verdad estás comprendiendo, como por ejemplo: “¿Estás furiosa? …” “Si te entiendo bien, lo que tú quisieras es que él fuera más claro contigo, porque eso te daría seguridad, ¿es así? …”
Escucharla con empatía es el mejor regalo que le puedes dar, porque le ayudará a asentarse emocionalmente y a entrar en contacto con su sabiduría interior, para poder tomar decisiones que realmente la beneficien.
Puede ser más difícil escuchar empáticamente a alguien con quien estás en conflicto, pero también es posible. Lo primero que necesitas hacer es conectar contigo: concientizar tus sentimientos e identificar tus necesidades, lo cual te llevará a un estado de mayor espacio interior, desde el cual será más fácil ponerte en los zapatos de la persona.